Em 2011, eu acho, minha cidade, Niterói, fez um festival de música latinoamericana, na qual o nosso Paulinho Moska recebeu alguns convidados, entre eles, o argentino Lisandro Aristimuño. No show do Paulinho, deu tudo errado: a chuva caía torrencialmente fora e dentro do palco (era um palco montado na praia), colocando os equipamentos e até os artistas em risco. Fim. O show foi interrompido. Mas Lisandro ainda se apresentaria no Theatro Municipal de Niterói e eu já tinha sentido um gostinho. Gostei. Fui ver o show do moço... inacreditável, simplesmente indescritível. Lisandro sozinho tem uma capacidade inacreditável de construir uma atmosfera completamente imersiva com suas músicas. Foi quando ele anunciou, e eu meio que entendi, no meu espanhol/castelhano meia boquíssima, uma música que fez quando conheceu e conversou com as Madres de la Plaza de Mayo, as mães que perderam seus filhos na rigorosa ditadura. Lisandro murmurou alguma coisa, que ficou repetindo em looping com o troço-de-musico-que-repete-som dele. Não fez sentido. Murmurou mais uma e mais uma e o som do violoncelo que você pode ouvir abaixo foi feito inteiramente com sua voz. Quando a melodia tomou forma, meus olhos se empoçaram. Quando começou a cantar, já estava em outro lugar. Música maravilhosa e, catando ela outro dia, me deparei com essa "resenha" que achei tanto parecida com as nossas "resenhas" que resolvi pôr aqui, sem pedir mesmo, em espanhol/castelhano pra não estragar e é isso.
"Fieldsa recomendó esta canción: “Es uno de mis temas preferidos de Aristimuño, si bien está dedicado a las Madres de Plaza de Mayo y su lucha, creo que la letra puede adaptarse a otras historias. Me quedo particularmente con esa frase que dice 'llevo la luz que nos despertó'"
La música de Lisandro te va depositando de a poco en una hamaca de algodón, pero no te lanza sino que te lleva flotando de a poco con aroma a polen en el aire y arcoiris de emociones a los ojos.
Su variedad sonora es como millares de caleidoscopios de mil formas y colores que te seducen con suavidad, con ternura, con amor, con ideas.
Su variedad sonora es como millares de caleidoscopios de mil formas y colores que te seducen con suavidad, con ternura, con amor, con ideas.
Es constante esa mezcla de tristeza y melancolía que te enjuga el lagrimal pero que a la vez te carga el alma de esperanza y buenos augurios, es un de enlace de sentimientos y pensamientos que parece de ensueño.
Tantos matices, tantas formas que se unen y se mezclan como acuarelas pero que nunca llegan a fundirse totalmente. Son todo uno y son casi nada, ese es su atractivo, el individualismo y la unión, todo junto convive.
Su inmedible capacidad compositiva la corona con una voz de terciopelo que encanta cual sirena y, como Ulises, nos atamos a la silla para recrear la Odisea homérica e intentar no irnos a otra parte, al menos no hacerlo más que con el pensamiento que ya resulta inevitable cuando le das play a la obra de Aristimuño.
Todas esas armas terminan por decretar con la fuerza de la convicción y la arremetida del talento que el pop no se define por un conjunto de rimas naifs y sonantes que acaban en edo, ado, udo. En cada canción, en cada disco, Lisandro golpea las puertas de la mentira.
Green Lover es una clara referencia a una huella en la historia argentina cuando anuncia que vienen por él, que dará a luz con los libros como bandera. Pero también puede ser una canción con ideas mínimas, letra detallista y minuciosa junto a una armonía incandescente que describen una historia cotidiana que todos supimos atravesar alguna vez: entre el desencuentro y lo inentendible de un fracaso; y la expectativa y el anhelo de algo nuevo.
Entre medio se cuela un disco de los Beatles junto a una tapa del flaco, unas fotos que llorás y una carta de cosas no dichas, y ¿por qué no? una botella para olvidar y volver a empezar.
Mientras, Aristimuño sigue regalando un repertorio sin lugar para recortes en la ilusión de aquellos que creen que el medio local bastardea las expresiones artísticas, para no estar donde la música “se convierta en un envase descartable”.
Como suele suceder con Lisandro, Green Lover es una de esas canciones para días de lluvia pero que a la vez le hacen cosquillas al alma y ponen a bombear el corazón."
Por Leo Ayuso
Por Leo Ayuso
leoayuso@undiaunacancion.com
Nenhum comentário:
Postar um comentário